Siempre pensé que el
triatlón era la unión de dos actividades que siempre me habían
gustado, que practicas de forma irregular durante diferentes etapas
de tu vida, a las que sumar otra que no me había gustado tanto, que
descubres sin saber bien porqué y ves que te sienta bien.
A nadar llegas por
casualidad, un buen día después de salir del colegio te llevan a la
piscina. Te encasquetan el gorro y el bañador y te ves, junto con
diez niños más, al pie de la piscina chapoteando. A la bici
normalmente llegas después de alguna festividad. Tu Cumpleaños, los
Reyes, Navidad, unas vacaciones,... Así que de golpe te ves en medio
de caminos y bosques con los colegas de infancia dando barrigazos con
tu bici... Y correr, yo llegué pasados los treinta... no sabes
porqué pero te pones a correr y te sienta bien. Continuas. Al
principio empecé solo, luego busqué un grupo de entreno en
Barcelona ( saludos a los compañeros de Prorunners ) y ves que te
sienta aún mejor.
Entonces programas
pruebas populares, lo que viene siendo un calendario de temporada. Y
ya estás en la movida: entrenos durante la semana, 2 findes de
pruebas, uno de descanso... Empiezas controlar los tiempos que haces
en cada una de las disciplinas de las pruebas populares que
participas. Tiempo personal, paso por kilómetro personal, posición
dentro de la categoría, tiempo del líder, paso por kilómetro del
líder. Así construyes una serie temporal para ver la evolución, y
programas entonces el debut. Primer triatlón en categoría sprint.
10 de junio y Cambrils son las coordenadas.
Llegas a Cambrils antes
de las siete y media de la mañana para dejar todo tu material en el
box. Te preparas para ver la salida de la modalidad olímpica y
animas. Cañonazo y salida. Primera transición. Te quieres ver ahí
en ese momento y animas. Te fijas de qué manera hacen su transición
hacia el tramo de bicicleta, aprendes. Almuerzo y miras el último
cambio de los olímpicos hacia la carrera. Vuelves a aprender y te
preparas para calentar.
Calientas. Corres a lo
largo de la playa donde inicias la prueba. Sin plan específico. Te
tiras al agua para calentar más. Nadas. Te cruzas con otros
participantes. Y te preparas para salir. Sales. Disfrutas.
Acabas y compruebas tus
resultados. Mi tiempo fue de 1h:23':45”. Satisfecho. Todo fueron
buenas sensaciones. Miras el desglose y lo comparas con la serie
temporal que llevas construyendo desde el principio de “la
temporada”. Solo tienes resultados comparables para la parte del
running. Tu última prueba la corriste en 4,5 minutos el kilómetro,
y ves que la última parte de la prueba la hiciste en 4,47 minutos el
kilómetro. Apenas hay diferencia, pero el tiempo es menor. Miras la
diferencia respecto al líder: has hecho el running 1,23 minutos por
kilómetro más lento que el ganador. Lo comparas con tu última
carrera, mejoras también este registro en casi un 15 %. Quizá no
signifique nada pero sonríes pensando ya en el siguiente.
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